Ir directamente al contenido
Envío gratis a todo Puerto Rico en órdenes sobre $90

La mente de crecimiento

Estamos acostumbrados a elegir objetivos de ‘mentalidad fija’, metas que buscan alimentar nuestro orgullo y sentido de grandeza, pero vacías, impulsivas y superficiales. La mentalidad de crecimiento, por el contrario, se enfoca en los procesos, en las pequeñas acciones diarias que nos ayudan a aprender algo nuevo cada día y que se acumulan a lo largo del tiempo.

La mente de crecimiento

Cuando observas a una persona muy exitosa, con talento o muy inteligente, ¿qué es lo primero que piensas? ¿te parece que llegó a donde está por casualidad, o que tuvo mejores oportunidades que tú? Hay quienes piensan que aquellos que consiguen el éxito lo logran por suerte, porque nacieron con buenos genes o porque tuvieron los contactos indicados; por el contrario, otros pensarán que dicho éxito es el resultado de la perseverancia, la consistencia, el enfoque y la motivación bien dirigida de estas personas.

Estas dos perspectivas nos muestran, de forma general, las dos mentalidades del ser humano: la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento. En este artículo vamos a discutir la diferencia entre estas dos formas de observar la realidad, y qué herramientas son necesarias para desarrollar una mentalidad de crecimiento que te inspire a construir la vida que deseas.

Mentalidad fija vs. Mentalidad de crecimiento

La persona con una mentalidad fija vive en un constante estado de temor, duda y nerviosismo. Cuando algo malo le ocurre (condicionada por las creencias limitantes y los miedos), se cierra al mundo, e incapaz de imaginar cómo solucionar sus problemas, lo único que hace es criticar a las demás personas, burlarse y cuestionar el mérito de ellas. Este tipo de personas temen sobre todo al fracaso y sus pensamientos siempre van acompañados de agresividad, miedo, timidez o incertidumbre.

La persona con mentalidad de crecimiento vive con mayor libertad, ya que, al hacerse responsable de sus circunstancias, puede buscar y crear oportunidades que le permitan salir de una mala situación. Sus creencias le permiten tener un mayor entendimiento de la realidad, y por esto, son capaces de apreciar el fracaso como una fuente de aprendizaje más que como un castigo. Así, las personas con una mentalidad de crecimiento disfrutan plenamente del camino, viviendo cada experiencia como una forma de prepararse para vencer dificultades, superar retos y desarrollar nuevas habilidades.

Si estás listo para adoptar una mentalidad de crecimiento sigue leyendo.

 

Cómo desarrollar una mentalidad de crecimiento

Herramienta #2

Define tu historia y centra tu motivación

La narrativa de tu vida, el cómo cuentas tu propia historia y experiencias tiene un poder enorme sobre la forma en la que te enfrentas a los problemas.

Piénsalo por un momento: cuando encuentras un problema, ¿Qué es lo primero que te viene a la mente? ¿Reconoces tus diferentes opciones y las habilidades que tienes a tu alcance? ¿Confías en tu inteligencia para resolver el problema?

Ahora es el momento de ser honesto contigo mismo y de observar cómo interpretas tu historia, porque ahí se encuentra la diferencia entre ser una persona a la que le pasan cosas, o una persona responsable de sus acciones y el control de su vida.

Tus acciones, recuérdalo, están predeterminadas por lo que crees y te cuentas a ti mismo. Por lo tanto, lo primero que tienes que hacer para desarrollar tu mentalidad es transformar tu lenguaje. En lugar de decir:

  • No puedo…
  • Soy malo en…
  • Me rindo porque…
  • Me frustra que…
  • Es muy difícil porque…
  • Es que…

Prueba formar un pensamiento que diga:

  • Puedo aprender.
  • Quiero intentar.
  • Quiero explorar.
  • Esto puede funcionar.
  • Aún no terminó.
  • Voy a probar.

Esta nueva forma de articular tus pensamientos te dará los fundamentos para explorar la mentalidad de crecimiento.

Enfócate en el proceso, no en el resultado

Estamos acostumbrados a elegir objetivos de ‘mentalidad fija’, metas que buscan alimentar nuestro orgullo y sentido de grandeza, pero vacías, impulsivas y superficiales. La mentalidad de crecimiento, por el contrario, se enfoca en los procesos, en las pequeñas acciones diarias que nos ayudan a aprender algo nuevo cada día y que se acumulan a lo largo del tiempo.

Por ejemplo, un objetivo de mentalidad fija es «Quiero perder diez libras de peso en un mes», o simplemente «Quiero ganar más dinero». Una mentalidad de crecimiento en estas circunstancias diría, «Deseo aprender a cocinar y a disfrutar de comidas saludable todos los días», o «Deseo desarrollar mis habilidades de inversión y administración financiera todos los días».

Al enfocarte en vivir en un modo de continuo aprendizaje serás capaz de disfrutar del trabajo duro, de ser persistente con tus tareas y de avanzar paso a paso hacia el lugar al que quieres llegar, sin frustrarte por tus errores, que se convierten en nuevas oportunidades de aprendizaje.

Como puedes ver, la mentalidad de crecimiento busca fundamentalmente transformar el estilo de vida.

Busca realizar tareas que te supongan un reto

Hay dos estados en los que, por desgracia, es fácil encontrarse frecuentemente en la vida: el aburrimiento y la frustración.

Cuando estás haciendo algo muy fácil, repetitivo y sin sentido para tu vida, puedes empezar a sentirte aburrido. Por otro lado, cuando haces algo muy difícil en donde te sientes con mucha presión puedes acabar muy frustrado. De una forma u otra, estos dos estados te impiden avanzar y pueden acabar generándote tal estrés que decidas incluso no seguir adelante con la tarea en cuestión.

Para desarrollar una mentalidad de crecimiento, tienes que aprender a vivir entre estos dos puntos, buscando el equilibrio entre lo muy difícil y lo demasiado fácil, con actividades y tareas superiores a tus habilidades que te demanden salir leve y progresivamente de tu zona de confort.

Herramienta #3

Para esto, cada noche antes de irte a dormir, organiza el siguiente día poniéndote tres retos que quieres cumplir para seguir avanzando (ya sea una actividad de ejercicio físico, vida social, lectura, relaciones, negocios… tú eliges la categoría). Empieza despacio y a tu propio ritmo, y ve aumentando la dificultad conforme vayas sintiéndote cómodo en tus avances. Al poco tiempo de comenzar este ejercicio te darás cuenta de que estos pequeños retos te ayudarán a transformar toda tu percepción y a desarrollar nuevas habilidades.

Sin darte cuenta, estarás avanzando cada día con más confianza y fortaleza.

Observa tus fracasos sin estancarte en ellos

Como veíamos al principio de este escrito, la mentalidad fija vive aterrada de cometer errores, porque ve el error como un fracaso más que como una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades y conocimientos. Por lo tanto, alguien con este tipo de mentalidad se rendirá fácilmente ante el más mínimo contratiempo, huirá de sus problemas y evitará tomar responsabilidades.

Herramienta #4

Pero debes recordar que una mentalidad de crecimiento está en constante desarrollo de estrategias, y para ello necesitas aprender a explorar tus fracasos con curiosidad analítica. Para lograr nuestro objetivo te propongo un ejercicio: esta semana tómate el tiempo de pensar en los grandes errores que has realizado este año; sé honesto contigo mismo y dentro de tu propia opinión nombra los tres fracasos más duros que has atravesado en los últimos doce meses. Una vez que los tengas, hazte las siguientes preguntas en cada uno de los casos:

  1. ¿Por qué fallé?
  2. ¿Qué estoy haciendo para no repetir ese error?
  3. Si surge una situación similar en el futuro, ¿cómo me gustaría responder, sabiendo lo que ya he aprendido?

Este ejercicio te ayudará a desarrollar las herramientas necesarias para enfrentarte a tus futuros problemas, enseñándote no solo a no estancarte en el fallo y acabar entregando toda tu energía al enojo, el rencor o la culpabilidad, sino también a aceptar estos fracasos y aprender de ellos.

Encuentra el balance entre consistencia y flexibilidad

Por último, es importante que reconozcas que una mentalidad de crecimiento es paciente. En este mundo impulsivo lo queremos todo fácil y rápido, pero no es posible transformar todas tus creencias en un solo día—y todo lo que merece la pena requiere práctica.

No te dejes caer en la trampa de la soberbia y acabar creyendo que estás en una mentalidad de crecimiento cuando puede que te estés desviando del camino. Presta atención a qué dedicas tu tiempo, en dónde inviertes tu energía, qué tipo de mentalidad estás eligiendo al hacer esto, por qué estás eligiendo está mentalidad en lugar de la otra, qué pensamiento fijo no estás queriendo reconocer. Sé honesto contigo mismo y observa qué patrones se repiten una y otra vez; permítete ser vulnerable frente a estas preguntas y empezarás a percibir la verdadera identidad de tus pensamientos, pero sé flexible y no te castigues cuando notes que estás en una mentalidad fija. En cambio, aprecia la oportunidad que ha surgido para cambiar la calidad de tus pensamientos y adoptar una mentalidad de crecimiento.

Recuerda: la mentalidad fija te arrastra y limita tu potencial, la mentalidad de crecimiento te da la libertad de explorar sin temor los grandes retos y las oportunidades que surgen en tu camino. Lo más importante que puedes hacer el día de hoy es enfocarte en tus procesos, en tus compromisos, en tus responsabilidades y en tus estrategias; si realmente quieres progresar en esta vida y alcanzar grandes cosas es necesario que seas perseverante. La mentalidad de crecimiento no es para las personas que están buscando una solución sencilla a sus problemas, pero si estás dispuesto a tomar las acciones correctas e invertir el esfuerzo necesario para desarrollar tu mente, podrás acceder a un nivel de vida sumamente enriquecedor.

Autor: Full Perception

Edición: Astra 92

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.